El Córdoba B tenía que tirar de honor, de orgullo, de casta para sacar algo positivo en su encuentro ante el Ciudad de Lucena por las múltiples bajas con las que se presentaba en el partido y lo hizo. Un puntito que sabe a poco porque los blanquiverdes merecieron el triunfo, pero que, sin embargo, hubo que esperar hasta el último suspiro para lograr el empate en un encuentro más que trabado y trabajado.
Comenzó siendo el partido de ida y vuelta. El filial lo intentó primero por mediación de Sarmiento, aunque su disparo se marchó desviado. A la réplica, un imponente Llamas abortaba todo intento de los aracelitanos por adelantarse en el marcador.
Sin embargo, a la media hora de juego nada pudo hacer cuando el celeste Diego se plantó en el área cordobesista y batió al meta con maestría. Tocaba remar a contracorriente y el filial se puso el mono de trabajo. Era el dueño del balón, pero sin generar ocasiones claras.
Como siempre, la charla de Marrero en el vestuario surtió efecto y el B salió a morder. Pero en una llegada de los lucentinos, el árbitro decretó penalti. Sin embargo, un inspiradísimo Llamas detuvo la pena máxima.
Esa jugada terminó de activar a los nuestros, que se volcaron al ataque. Miguel Ángel tuvo una buena ocasión, pero salió desviada. Hubo que esperar hasta el descuento para Kevin transformara un penalti por mano y llevarse un puntito que le permite al segundo equipo cordobesista seguir luchando por el sueño de disputar la promoción.