Historia

1920-1956 De los orígenes del fútbol en la ciudad a la fundación del Córdoba C.F. y el primer ascenso a Segunda.

A inicios de los años 40, se fundó el Club Deportivo Córdoba, que junto al San Álvaro, serían el germen del Córdoba Club de Fútbol en 1954. En la temporada 53-54, dichos dos clubes cordobeses militaban en Tercera División: el Club Deportivo San Álvaro acababa de ascender de Regional y el Real Club Deportivo Córdoba de descender de Segunda División. La coincidencia en la misma categoría de ambos clubes, animó las tertulias futbolísticas, sobre todo la de la calle de la Plata donde se ubicaba la sede social del equipo blanquiverde.

Desde el caluroso verano del 54 (concretamente el 6 de agosto de ese año) un nuevo club comenzó su vida deportiva, el Córdoba Club de Fútbol. El proceso de unión del CD San Álvaro y el Real CD Córdoba, tuvo lugar mediante la adquisición de los derechos federativos del club decano de la capital, tras una serie de contratiempos económicos y deportivos del Deportivo.

El primer Presidente del recién fundado Córdoba CF fue Enrique Puga, más tarde delegado provincial de la Federación Andaluza de Fútbol. Se designó como entrenador al malagueño Arcadio Martínez, que había destacado al frente de varias plantillas de clubes andaluces. Éste trajo a varios jugadores de Málaga, como el portero Milanés, el centrocampista Botana y los delanteros Espinoso y Martínez-Invernón. A estos se unieron jugadores cordobeses del CD San Álvaro como Manolín Jiménez, Mariscal, Joaquín, José María… La plantilla se compuso de 19 jugadores.

La temporada 54-55 se dividió en dos fases de competición: en la primera el nuevo Córdoba CF finalizó cuarto, lo que le obligó a jugar la fase de permanencia donde alcanzó el séptimo puesto, con siete victorias.

La temporada 1955-56 fue todo un éxito bajo la presidencia de Alfonso Cruz Conde. Se puso en marcha la «Operación 10.000 socios «, a la que respondió fenomenalmente la ciudad y se cumplieron los objetivos marcados. Con una directiva de prestigio, con un joven entrenador como Pepe Juncosa que debutaba en fútbol profesional y unos fichajes acertados, al fin el Córdoba pudo alcanzar la segunda categoría del fútbol español. Era el 22 de abril de 1956.

La alineación base de esa triunfal temporada fue la formada por: Sánchez-Rojas; Navarro, José Luis, Alfaro; Luisito, Mújica; Gelo, Quintín, Araujo, Hermida y Fustero. El máximo goleador fue Uribarren con 29 goles y eso que solo jugó en 3 envites de la fase de promoción (frente al Iliturgi y Bastetano, logró batir por 4 ocasiones a cada portero rival).

1956-1962 La evolución hasta llegar a Primera

La temporada 56-57 fue mucho más placentera de lo que en un principio se imaginó en la entidad.

El ocho de diciembre de ese año 1956 se sumó a la junta directiva don Rafael Campanero Guzmán, que hasta ese momento se dedicaba a seleccionar jugadores juveniles para el equipo.

Después de un verano de amistosos variados (entre ellos un partido homenaje a Matías Prats ante un Villa del Río reforzado) por fin el Córdoba se estrena en el campeonato ante el Eldense a domicilio. La goleada sufrida (4-0) será vengada convenientemente en el encuentro de la segunda vuelta (8-1).

Fue aquel un año espectacular en lo que a registro anotador se refiere. Los blanquiverdes anotaron 96 tantos en 38 encuentros. A dos goles y medio por partido. Más que ninguno de los otros diecinueve equipos.

De entre un elenco de buenísimos atacantes destacó sobremanera el veterano Araujo, que coló 27 dianas.

No es de extrañar que los de Juncosa -uno de los mejores entrenadores de la historia del Córdoba- acabaran a un paso de dar el salto a primera. Concluyeron el campeonato cuartos, con 43 puntos, los mismos que el Murcia (tercero), a dos del Hércules (segundo) y a cuatro del Granada (campeón del grupo).

La trayectoria de aquel grupo fue de menos a más. Comenzó la temporada de forma dubitativa, pero su gran rendimiento como local (en El Arcángel no perdió ni un partido) le hizo ir progresando en la clasificación hasta ese cuarto puesto final.

La alineación base de aquella temporada era la formada por Sánchez rojas en la portería; navarro, José Luis y Alfaro en la defensa; Trujillo y Luisito en el centro del campo y Espina, Méndez, Araujo, Paz y Toñín en ataque.

Como curiosidad de esa 56-57, el Real Madrid campeón de Europa visitó Córdoba el 8 de diciembre y el conjunto de Juncosa le plantó cara. Perdieron únicamente 4-5. También fue la primera vez que al Córdoba le sancionaron por lanzamiento de objetos al campo. La federación prohibió el 10 de enero -a consecuencia de lo sucedido en un duelo ante el Castellón- que durante dos partidos se vendieran almohadillas en el Arcángel.

Ese mismo año se creó una sección efímera, la del Córdoba de balonmano, cuyo masajista era el mítico Litri -quien fuera encargado del museo e institución en la entidad.-

La campaña 57-58 no fue tan agradable. Si movida había sido -en lo que a despachos se refiere- la anterior, ésta no le iba a ir a la zaga. José Barrena, José Luis Fernández de Castillejo y Alfonso Cruz Conde se sucedieron en la presidencia mientras que Juncosa, Roque Olsen (que era entrenador-jugador) y Diego Lozano Rodríguez fueron los inquilinos del banquillo.

La alineación base aquella campaña era la formada por Sánchez rojas o Vicente en la portería; Navarro, Ortolá y Alfaro en defensa; Buendía y Artime en el centro del campo y Espina, Olsen, Torres, Méndez y Domingo en ataque.

Cayó un registro histórico. El 30 de marzo de 1958, casi tres años después, el equipo blanquiverde volvía a perder en casa. Ante el Real Betis (0-2). El primer traspié como local en Segunda.

El comienzo de los sesenta resultó singularmente histórico. Único. Incomparable. La 60-61 supuso el retorno de Alfonso Cruz-Conde a los despachos como presidente, aunque apenas duró hasta el diez de marzo, cuando fue suplido por José Salinas González, padre de quien también fuera luego presidente del club José Miguel Salinas. Tampoco terminó la temporada el técnico que la comenzó, Álvaro Pérez, a quien reemplazó -también a mediados de marzo- Roque Olsen, que ya por fin había conseguido aprobar su examen a entrenador nacional.

Esa 60-61 tampoco fue especialmente brillante, pero sentó las bases del éxito que llegó en la siguiente. En liga el conjunto blanquiverde osciló en la zona templada de la clasificación durante todo el campeonato, aunque en los últimos meses una buena racha le hiciera soñar con otras cotas. En copa, después de eliminar al San Sebastián, el sorteo deparó que tenían que medirse al Racing. Los de Olsen ganaron 3-0 en Córdoba y perdieron 4-1 en Santander. Como pasó dos campañas antes en aquella promoción de ascenso ante la real, se tuvo que recurrir a un encuentro de desempate en el Bernabéu. Ya se sabía de antemano que el ganador tendría el honor de cruzarse en la siguiente fase con el Real Madrid, pero una vez más la suerte fue esquiva y después de una prórroga intensísima la balanza cayó del lado de los cántabros (2-1).

El once tipo de aquella 60-61 era el formado por Benegas en la portería; Simonet, Martínez, Oliva y Navarro en defensa; Costa y Artime en el centro del campo y Homar, Juanín, Vila, Paz y Fuentes en ataque.

Ese año el Atlético Cordobés dejó de ser filial cordobesista, aunque siguió teniendo una estrecha relación con la casa blanquiverde en lo que se refiere a compra de derechos de futbolistas.

A finales de agosto llegó el internacional marroquí Mohamed Selam Riaji, que luego marcaría una época en el club.

En esa temporada 60-61 se estableció un nuevo record. El Córdoba disputó el partido más largo de su historia. Comenzó un sábado y terminó un domingo a mediodía. Era el 24 de septiembre y El Arcángel debía acoger un duelo ante el San Fernando. Como coincidía la fecha con una corrida en la plaza de Los Califas la directiva decidió que el encuentro se disputara a las once de la noche. Ganaba el córdoba 3-0 y a falta de quince minutos para el final se fue la luz, así que el árbitro, un aragonés llamado Vera, decidió que el choque -como si fuera un partido de tenis- siguiera al día siguiente. Así se hizo y el resultado no se movió.

Así llegamos a la inolvidable 61-62. Un ejercicio inolvidable para todo aficionado a esta entidad. El Córdoba logró por vez primera en su historia ascender a la élite y lo hizo de una manera brillante. Roque Olsen dispuso una plantilla llena de forasteros -únicamente Bernardo Palacios aparecía de manera aislada en las convocatorias- que acabó siendo recitada de carrerilla por los aficionados.

El presidente, José Salinas, contó con una junta corta y operativa que colaboró con una gestión brillante al tremendo éxito.

Ya desde el inicio del verano las sensaciones eran buenísimas. Tanto que Olsen comentó en una entrevista al Diario Córdoba que «tengo fe en mi trabajo y espero recibir resultado a mi ilusión. Hay capacidad y calidad para abordar la lucha por el ascenso».

Así fue. Porque el Córdoba se colocó ya en la cuarta jornada líder después de golear 5-0 al Cartagena y a partir de la novena no perdió ese cetro en ningún momento. Su gran rival en la lucha por subir fue el Málaga, que tenía un equipo potentísimo. El mano a mano no se decidió hasta la última jornada, porque aunque los de Olsen tenían dos puntos de ventaja sobre los albiazules, el golaverage les era adverso, por lo que era imprescindible sumar al menos un punto en ese postrero encuentro en Huelva ante el Recreativo.

Conscientes del momento histórico que vivía su club de fútbol, Córdoba se volcó para ese primero de abril del 62. Tal era la demanda de localidades y de plazas para acompañar a los blanquiverdes que se destinaron tres trenes para la marea de seguidores ansiosos por estar presentes en el feudo Colombino. También fueron muchos los que optaron por ir en autocar o coches.

El campo onubense -lleno como nunca antes en su historia según las crónicas- se rindió al gran juego visitante. Según la crónica de la prensa «el éxito fue rotundo, apoteósico, nuestro equipo representativo, en una de sus más brillantes actuaciones, saldó la deuda que tenía contraída con su perseverante hinchada. En Huelva, donde el fútbol español dio los primeros pasos, recibió el Córdoba su alternativa».

La fiesta se prolongó durante días. El mismo uno de abril las caravanas de coches acompañando al equipo en su vuelta desde Huelva llegaban hasta la villa de La Carlota. Por decenas de miles se contaban los cordobeses que jalearon la gesta por las calles mientras los futbolistas eran recibidos por el alcalde Cruz Conde, el presidente de la Diputación Cabello de Alba y el gobernador civil Mateu de Ros.

La alineación base de aquella temporada permanece indeleble en la memoria de los buenos aficionados cordobesistas casi cincuenta años después. El once lo formaban: Benegas en la portería; Simonet, Martínez Oliva y Navarro en defensa; Martínez y Costa en el centro del campo y Riaji, Juanín, Miralles, Paz y Homar en el ataque.

1962-1970 Los años de gloria

1962 supuso el comienzo de su época dorada. De ocho años prácticamente ininterrumpidos en los que El Arcángel se sintió feudo de primera por derecho propio. Allí fueron tuteados los grandes, porque si por algo se caracterizó aquel gran Córdoba fue por su fútbol lejos de complejos.

La primera de esas temporadas, la 62-63 fue muy digna. El presidente del club era José Salinas y el entrenador seguía siendo el gran Roque Olsen (dejó su puesto al acabar la temporada). 9.841 personas formaban el capital social de la entidad y el once tipo de aquella campaña era el formado por Benegas en la portería; Simonet, Mingorance y Navarro en defensa; Martínez y Costa en el centro del campo y Vázquez, Juanín, Miralles, Paz y Homar en ataque.

Esa campaña el defensor Mingorance se convirtió en el primer jugador del Córdoba en defender a la selección española. Fue en un encuentro en el Bernabéu ante Escocia. No tuvo mucha suerte porque la roja perdió 2-6 y él fue cambiado al descanso.

Finalmente los blanquiverdes acabaron en el duodécimo puesto y en copa eliminaron al Cádiz en dieciseisavos, pero claudicaron ante el Atlético en octavos.

Muy duro fue el final de la 63-64. Por encima de lo deportivo, el accidente de un autobús de línea el 26 de abril del 64 tiñó de luto el año y la década. Era la última jornada y la ciudad se había volcado para apoyar a su equipo en el decisivo partido para salvar la categoría ante el Levante. Casi todos los aficionados estaban ya dentro del campo. Faltaba un último transporte público de Aucorsa, el señalado con la matrícula MA-21929. Éste se detuvo en la Cruz del Rastro para que se apeara una mujer. Quedaban dentro once pasajeros, el cobrador y el conductor. Cuando éste último trato de enderezar el rumbo del vehículo la dirección no le respondió y tomó el pretil del río hasta caer en las aguas del Guadalquivir. Únicamente salvaron la vida el cobrador y un viajero. Nueve cordobeses y dos cordobesas perecieron.

La noticia, lógicamente, causó un gran revuelo en el estadio. Se abrieron las puertas de El arcángel mientras la megafonía avisaba a los familiares presentes. A los funerales por las víctimas asistió el mismísimo Príncipe Juan Carlos (fue su primer viaje a Córdoba). Aquel funesto encuentro acabó 4-0 para los blanquiverdes, que salvaron la categoría de una manera más gris que otra cosa.

En 1964 el córdoba iba a protagonizar la mejor campaña de su historia. En aquel equipo que entrenaba Ignacio Eizaguirre coincidieron varios jugadores en su nivel futbolístico óptimo, una afición y un estadio que se creyeron desde el principio indestructibles con un presidente, José Salinas, que tuvo paciencia y mano izquierda.

Gracias a todos estos factores, el conjunto blanquiverde acabó quinto en primera división. Únicamente por detrás de Real Madrid, Atlético, Zaragoza y Valencia y por encima de Barcelona, Athletic, Sevilla, Español, Betis… todo salió rodado de inicio a fin.

La clave del éxito estuvo, como ya hemos comentado, en la fortaleza del conjunto de Eizaguirre como locales. En El Arcángel apenas se escaparon tres puntos (empataron Atlético, Murcia y Las Palmas a cero) y apenas encajaron en su fortín dos goles (ante Español y Zaragoza) en sendos choques que acabaron con victoria cordobesista. Un registro que casi cincuenta años después sigue sin ser igualado en España.

En esa temporada se estrenó en la portería del Córdoba un arquero que marcaría época en la liga española, Miguel Reina. Tan buen campeonato hicieron los cordobesistas que al finalizarlo dos de sus mejores jugadores-Tejada y Mingorance- acabaron firmando por Real Madrid y Español respectivamente. También dejó la entidad el técnico Eizaguirre, que recaló en el Sevilla, siendo suplido por el coruñés Eduardo Toba.

Aquella histórica alineación, la que mejor ha rendido jamás vistiendo los colores de este club, era la formada por: Reina en la portería; Simonet, Mingorance y López en defensa; Martí y Ricardo Costa en el centro del campo y Luis Costa, Juanín, Miralles, Tejada y Cabrera en ataque.

La siguiente campaña no fue ni la mitad de buena que la anterior. Pesaron los múltiples cambios en la plantilla y el cuerpo técnico. Primero por los muchos futbolistas que se marcharon y segundo porque algunos de los fichajes no cuajaron como se esperaba. El presidente Salinas también dejó su puesto, que fue adoptado por el gerente Rafael Morón. El joven portero Reina seguía rindiendo de una manera espectacular y, por eso, fichó por el Barcelona.

Esa campaña (65-66) se produjo el controvertido y singular fichaje de Alvarito. Se trataba de un futbolista asturiano que procedía del modesto Shelbourne irlandés. Duró poco. Después de las críticas exageradas de la afición de El arcángel tras el partido de presentación desapareció hasta mediados de septiembre.

Otra incorporación sorprendente fue la de José Ravelo que, aunque había nacido en Tenerife, era internacional por Venezuela.

En esa 65-66 acabó el conjunto blanquiverde en el puesto once de la máxima categoría y en copa del rey después de superar al Lleida cayeron ante el Zaragoza en octavos (0-2 y 4-1 perdieron en la ida y en la vuelta).

La campaña 66-67 fue la primera de Rafael Morón como presidente del conjunto cordobesista y quiso unir esfuerzos mediante lo que se conoció como «operación blanquiverde». Su desafío a la ciudad consiguió que se alcanzaran los 6.500 socios (2.400 más que la temporada anterior).

En lo deportivo, si en la 64-65 el Córdoba tocó su techo en liga, en esta 66-67 alcanzó su cota más alta en copa del rey. En dieciseisavos de final eliminó al Atlético Ceuta (remontó un 4-2 adverso a domicilio venciendo en El Arcángel 5-0). En octavos la víctima fue el Europa del barrio de Gracia barcelonés (1-1 en la ida y 4-0 en la vuelta). El duelo de cuartos exigió un encuentro de desempate en Madrid después de sendos 1-1 en la ida y la vuelta.

Así, el 18 de junio de 1967 el Córdoba disputó por vez primera (y última) en su historia unas semifinales de copa. El rival era el conjunto que más disfruta en esta competición, el Athletic club de Bilbao. En la ida, la actuación parcial de un árbitro valenciano llamado Birigay propició la victoria de los vascos 0-1 y que se produjeran graves incidentes al final del duelo. Con la eliminatoria casi resuelta, en San Mamés los rojiblancos volvieron a imponerse (2-0) y dejaron en un sueño el reto de la expedición cordobesista.

En liga, la 66-67 resultó discreta. acabó el Córdoba en el puesto doce a las órdenes de Marcel Domingo y con un once base formado por García; Simonet, Navarro y López; Martí y Costa; Luis Costa, Juanín, Riera, Alfonso y Jara.

La siguiente campaña, la 67-68, fue especialmente dramática para el Córdoba. Más allá de lo deportivo, el fallecimiento en accidente de tráfico de uno de los jugadores más emblemáticos de la entidad, Ricardo Costa afectó mucho a la institución.

La permanencia en la élite resultaba cada vez más complicada y, así, al finalizar la temporada en el puesto trece, los cordobesistas se vieron obligados a disputar la promoción ante el Calvo Sotelo de Puertollano. El 3-0 de la ida en El Arcángel dejó casi resuelta una eliminatoria que una semana después terminó con otra victoria blanquiverde (1-3).

A las órdenes de Marcel Domingo primero y de Argila después, el once base fue el formado por García; Simonet, Navarro y López; Martí y Rodri; Luis Costa, Juanín, Arana, Riera y Muñoz.

El Córdoba iba a deparar en la 68-69 el primer gran disgusto a su hinchada al descender por vez primera de categoría. Se alinearon para que esto se produjera varios factores determinantes: una plaga de lesiones a lo largo de toda la temporada, un plan de rejuvenecimiento que no dio los frutos esperados y cierta inestabilidad interna condujeron al desastre final.

El presidente aquel año fue otra vez Rafael Morón y por el banquillo desfilaron Fernando Argila, Juanito Vázquez (nada más que por un encuentro) y el mítico Kubala.

Ese año Jaén y Crispi fueron preseleccionados para acudir con el equipo olímpico español a México y se sumó a filas al club blanquiverde el gran Francisco Calzado Ferrer -Litri- que, con los años se convirtió en toda una institución en el conjunto del Arenal.

En Copa del Rey el paso del conjunto blanquiverde fue efímero. En la primera ronda que disputó, los dieciseisavos, cayó eliminado por el Valencia (2-0) en la ida en Mestalla que hizo estéril el 2-1 de la vuelta en Córdoba).

Llegamos a la 69-70. A principios de ese año deportivo iba a dejar la presidencia del Córdoba Rafael Morón para que la ocupara Rafael Campanero, quien dijo en su investidura que «lo que en otros momentos hubiera sido un alto honor para mí es además en los actuales de crisis una indeclinable obligación».

El objetivo marcado desde el inicio de esa campaña era lógicamente el retorno a la élite y finalmente el equipo quedó cerca de lograrlo al acabar quinto.

En el banquillo se sentó Ignacio Eizaguirre y lo hizo con buen pie inicialmente, puesto que ostentó el liderato su equipo durante las dos primeras semanas, pero posteriormente se desinfló.

El once tipo de esa 69-70 era el compuesto por Molina en el arco; Ponce, Rodri y Verdugo en defensa; Jaén y Torres en el centro del campo y Álvarez, Juanín, Carrascosa, Diego y Jara en ataque.

Antes de que comenzara el campeonato el mítico Simonet anunció su marcha y después de la misma lo hizo otro histórico como Juanín.

1970-1980 del último ascenso a la élite a la lenta decadencia

En la temporada 70-71 el Córdoba le regaló a esta ciudad su última alegría de oro. Esa campaña fue la última vez que el conjunto blanquiverde ascendió a Primera. El presidente de aquella gesta fue el gran Rafael Campanero, que confeccionó una plantilla muy joven, de canteranos con muchísima hambre de gloria. El presupuesto era uno de los cuatro más bajos de la categoría.

El técnico del equipo era un clásico como Juncosa, quien se apoyó en el regreso de otro no menos experimentado como Mingorance. El zaguero aportó aplomo en los momentos más difíciles.

El once base de aquella 70-71 era el formado por Molina en la portería; López Prieto, Mingorance y Verdugo en defensa; Rodri y Torres en el centro del campo con Rojas, Rivera, Cruz Carrascosa, Manolín Cuesta y Totó en ataque.

El Córdoba se aprovechó para subir de la ampliación programada para la máxima categoría. Se aseguró quedar entre los cuatro primeros después de derrotar en la penúltima jornada al Hércules 2-1. Marcaron en ese encuentro Rivera y Manolín Cuesta quien, por cierto, acabó como máximo anotador de la categoría con 18 tantos.

Esa temporada tanto Cuesta como Verdugo, Crispi y Varo fueron llamados por el seleccionador olímpico Santamaría para varios compromisos internacionales. También lo fue el carismático masajista Litri.

Los festejos del ascenso, por cierto, estuvieron a la altura del logro. Hubo fuegos artificiales, recibimiento de una ciudad volcada con sus jugadores (unas 10.000 personas colapsaron La Victoria). Así, el 13 de junio Rafael Campanero dijo unas palabras que quedarán para la historia: «la ciudad no debe permanecer indiferente si es que de verdad desea fútbol de Primera división». Tristemente, aquello fue el canto del cisne del Córdoba Club de Fútbol.

Llegamos a la 71-72. La última en la historia del Córdoba en Primera hasta el momento. No se puede decir que muriera sin honor aquella última hornada de gladiadores de oro. Bajaron de forma matemática a falta de dos jornadas para el final luego de perder 4-2 en Valencia. En la jornada siguiente, ya descendidos, le quitaron la liga al Barça gracias a un gol de Fermín tras un penalti cometido sobre Manolín Cuesta. Por cierto, el último encuentro del Córdoba en la élite fue en Granada, un 14 de mayo del 72. Perdieron 1-0.

En el banquillo se sentó el brasileño Vavá y en el palco siguió Rafael Campanero por aclamación popular (él había amagado con renunciar a su cargo).

El once tipo de esa 71-72 era el compuesto por Molina en el arco; López, Rodri y Cepas en defensa; Tejada y Alarcón en el centro del campo y Escalante, Fermín, Cruz Carrascosa, Manolín Cuesta y Rojas en ataque.

No era titular en esa plantilla, pero sí dispuso de muchos minutos cedido por el Real Madrid Vicente del Bosque, quien 30 años después conduciría a España al mayor éxito deportivo de su historia ganando un mundial.

Cuando visitó el Real Madrid El Arcángel el 26 de septiembre del 71, los compañeros de Juan Verdugo le cedieron la capitanía al otrora futbolista blanquiverde. Por cierto, en ese encuentro se mostraron por vez primeras tarjetas. La blanca era equivalente a la actual amarilla y el primero en verla fue el capitán blanquiverde Torres.

La 72-73 suponía el retorno a la categoría de Plata. Una vuelta que no sentó demasiado bien a la institución blanquiverde. El objetivo estaba claro: ascender cuanto antes, pero los mimbres no respondieron como se esperaba y el equipo se mantuvo durante toda la campaña en el puesto trece. Afortunadamente, el encuentro de ida en El Arcángel ante el Girona del 10 de junio del 73 fue una fiesta y el hat-trick de Manolín Cuesta dejó el partido de vuelta en el Ampurdán en una anécdota (perdieron los cordobesistas 3-2).

El técnico brasileño Vavá acabó siendo despedido por los resultados y su lugar lo ocupó el zamorano Joseíto.

El once habitual de esa temporada fue el compuesto por Molina en la portería; López, Piñel, Rodri y Cepas en defensa; Escalante, Tejada y Alarcón en el centro del campo y Manolín Cuesta, Cruz Carrascosa y Jiménez en ataque. La presidencia la seguía ostentando Rafael Campanero.

En la todavía Copa del Generalísimo el Córdoba duró bien poco, porque en su eliminatoria ante el Ourense fue goleado en tierras gallegas 3-0, por lo que de nada sirvió el 3-1 de la vuelta en Córdoba (el único partido que, por cierto, dirigió Gonzalo Uceda, que fue técnico de transición).

Así llegamos a la 73-74. y a otra decepción. La plantilla estaba hecha una vez más para ocupar puestos altos, con fichajes como el gran Onega y Dominichi más los ya contrastados Molina o Manolín Cuesta. Pero la inestabilidad en el banquillo se notó. Fueron entrenadores esa campaña García Verdugo, Ángel Moreno, el propio Vavá y Gonzalo Uceda.

Tal fue el desajuste que, al repetir en la decimotercera plaza, tuvieron que disputar promoción y esta vez no fue tan sencillo mantenerse. En la ida los goles de Cruz Carrascosa, Manolín Cuesta y Escalante parecían suficientes para viajar a Almería con garantías sobradas tras el 3-1 final. Pero el rival llegó a ponerse 3-0 en su feudo y durante siete angustiosos minutos el Córdoba estuvo virtualmente en Tercera. Afortunadamente marcaron Manolín Cuesta y Cruz Carrascosa de nuevo y salvaron la papeleta.

El once base de esa temporada era el formado por Molina en la portería; Manolo, Dominichi, Aguilera y Salas en defensa; Escalante, Onega y Alarcón en el centro del campo y Martínez, Manolín Cuesta y Cruz Carrascosa en ataque.

Sin duda, la mejor noticia del año fue el fichaje del gran Daniel Onega, procedente de River Plate y uno de los mejores futbolistas que ha vestido la blanquiverde. El fantasma, tal era su apodo, llegó a ser máximo goleador de la Libertadores en el 66 y fue internacional con la selección argentina.

Esa campaña se produjo la despedida de Manolín Cuesta, que fichó por el Español. Se iría una vez que el Córdoba no tuviera nada en liza. Curiosamente, la afición le tributó una gran ovación antes del partido ante el Cádiz de la jornada 36, que le podía haber dado la salvación matemática a los blanquiverdes… pero el Córdoba perdió 0-2 y Cuesta tuvo que seguir jugando hasta la final promoción. También Cruz Carrascosa se marcharía al final de la temporada por tres millones de pesetas al Salamanca.

Unos se iban y otro llegó. El gran doctor Manuel Guillén del Castillo, que todavía colabora con el club, se incorporaba al Córdoba como preparador físico.

En Copa, para terminar, esa temporada el Córdoba eliminó al Ceuta en la tercera eliminatoria (4-2, 1-1) para caer ignominiosamente ante el Tenerife, toda vez que los insulares remontaron con un 4-0 el 3-0 de la ida en el Arcángel.

La 74-75 se puede considerar como una campaña muy positiva. Seguían los blanquiverdes en Segunda, pero este año se quedaron muy cerca de recuperar su puesto en primera. Los blanquiverdes fueron entrenados por Vavá y presididos primero por Campanero, luego por José Torronteras y por último por Ricardo Mifsut.

El equipo base de esa 74-75 era el formado por Molina en la portería; Poyoyo, Marín, Varo y Salas en defensa; Urbano, Dominichi y Ónega en el centro del campo y Martínez, Burguete y Rivero en ataque.

Una magnífica primera vuelta aupó al equipo al liderato varias veces, incluso llegó primero al ecuador del campeonato. Sin embargo, un partido clave en marzo ante el Cádiz (1-2) fue el primer detonante de una descomposición interna.

Al final de la temporada, el cuarto puesto -por detrás de Oviedo, Racing y Sevilla- supo a poco. Como a quedarse con la miel en los labios. Fue la vez que más cerca ha estado el Córdoba de retornar a primera.

Llegamos a la 75-56. La plantilla de esa temporada estaba hecha una vez más para ocupar puestos altos y lo cierto es que el ambiente invitaba a soñar con ello, teniendo en cuenta que casi se llegaron a los 10.000 abonados.

Acabaron la liga octavos, pero hasta la antepenúltima jornada no pudieron certificar de forma matemática su continuidad en la categoría de plata.

Se disputó el primer trofeo ciudad de córdoba con un gran cartel: Vitoria de Setúbal y Boca Juniors acompañaron a los blanquiverdes, quienes se alzaron con la copa al vencer a los argentinos 4-2 y empatar a cero con los lusos.

Esa 75-76 quien de verdad estuvo bien fue el equipo juvenil, que llegó a cuartos de final de la Copa de España tras eliminar incluso al Atlético de Madrid. Sorprendentemente, fueron eliminados en esa ronda por el Murcia.

La 76-77 fue otra campaña decepcionante. Se acababa de crear la Segunda b y, por eso, apenas descendían cuatro equipos directamente de Segunda -en las campañas anteriores hasta ocho debían disputar una promoción-. Esta circunstancia unida al relativo cercano recuerdo de la élite hizo que el objetivo marcado por la directiva de Mifsut fuese el ascenso. El equipo base de esa 76-77 era el formado por Molina en la portería; Pablo, Marín, Varo y Salas en defensa; Corcuera, Urbano y Ónega en el centro del campo con Calero, Burguete y Lezcano arriba.

Supuso este ejercicio el último como cordobesistas de dos jugadores que marcaron época: el arquero Molina y el centrocampista Ónega dejaban el club y muchos buenos recuerdos a los seguidores de El Arcángel.

El técnico de aquella temporada fue Ignacio Eizaguirre, aunque en abril dimitió y su puesto lo tuvo que ocupar el secretario técnico Lasa.

El goleador Mariano Mansilla se iba cedido esa temporada al Real Unión de Irún, donde cumpliría su servicio militar.

En liga quedaron al final decimoquintos y en Copa eliminaron al Xerez y al Calvo Sotelo para sucumbir ante el Celta. De haber eliminado a los vigueses se hubiesen medido al Barcelona.La 77-78 fue peor. El Córdoba acabó bajando a la recién creada Segunda B por vez primera en su historia.

Por segunda campaña consecutiva, el equipo fue incapaz de sumar un triunfo a domicilio, con la salvedad de que esta vez apenas lograron ocho victorias como locales.

El once base lo formaban Vallespir en la portería; Estella, Varo, Marín y Cobo en defensa; Carlos, Perico Campos y Delgado en el centro del campo con Calero, Mansilla y Martín Roales en ataque.

El presidente Mifsut no terminó la temporada, siendo suplido por Joaquín Bernier, que era el hombre de confianza del odontólogo José María Romeo Moya. Tampoco terminó el entrenador que empezó la campaña, Juan María Lasa. Su puesto sería ocupado por Ben Barek en octubre, pero el marroquí no fue capaz de sacar al equipo de la zona de castigo.

El descenso tuvo lugar el 14 de mayo, en la última jornada en La Coruña, donde perdieron 6-1. El amateur -filial entonces- por el contrario ascendió por esas mismas fechas a tercera con los Claus, de la Cruz o Pedrito… la directiva tuviera que renunciar a la plaza por falta de presupuesto.

Fue la primera temporada con vallas en El Arcángel, obedeciendo a la nueva reglamentación vigente.

En Copa, al menos, pasaron tres rondas. Eliminaron sucesivamente a Compostela, Bilbao Athletic y Rayo Cantabria antes de sucumbir ante el Cádiz.

La 78-79 supuso el estreno en segunda b, una categoría tristemente familiar durante demasiados años.

Hasta la última jornada de liga estuvo el equipo luchando por la permanencia, y ésta se tuvo que lograr con un empate ante el modesto Ibiza, rival de aquella tarde de verano. Al menos, con la victoria en Xátiva 1-2 rompió aquella plantilla una racha de más de tres años sin ganar como visitante.

El equipo base de esa 78-79 era el formado por Luna en la portería, Rafaelín, Rivas, Delgado y Carbó en defensa; Alors, Álvarez y Escalante en el centro del campo y Carlos, Burguete y Cuesta como atacantes.

El presidente fue José María Romeo Moya y el técnico que comenzó la temporada fue Ramón Miralles, suplido en enero por Manuel Guillén del Castillo, que formó un tándem con Rodri, que llevaba al juvenil.

El Córdoba acabó decimoséptimo a un único punto del descenso a Tercera. En Copa eliminó al Valdepeñas y al Granada antes de caer ante el Sevilla en los dos encuentros (1-2 y 5-2).

La 79-80 estuvo marcada por la nueva normativa que obligaba a alinear a dos futbolistas menores de veinte años en Segunda, Segunda b y Tercera. Dentro de lo que cabe, la buena cantera cordobesista respondió bien y los jóvenes habituales López Colodrero y Doblas cumplieron a la perfección.

Se entiende así el séptimo puesto final en la tabla, sin sufrir los apuros clasificatorios de la anterior. También se notó la firme mano del nuevo técnico José María Negrillo, quien fuera mano derecha de míster látigo -Mark Merkel- en el Sevilla.

El once base lo formaban González como portero, Monzón, de la Cruz, Rivas y Álvarez en defensa; Doblas, Delgado y Escalante en el centro del campo y López, Lucas y García en ataque.

El presidente del equipo seguía siendo José María Romeo, pero quien no siguió fue Litri, el mítico masajista, que se fue con billete de ida y vuelta al Levante junto a Martínez, Varo, Jaén y Paco Rojas.

Esa temporada fue la que supuso el final de los partidos televisados los domingos. Se pasaron a los sábados.

Por cierto, los dos últimos partidos de la temporada los jugó el Córdoba como local en el Benito Villamarín y en el Sánchez Pizjuan al estar clausurado El Arcángel tras recibir una pedrada el colegiado que pitó el partido ante el Eldense.

1980-1983 últimas temporadas en Segunda antes del hundimiento a Tercera

En la 80-81 el Córdoba logró regresar una vez más a la división de Plata. Lo hizo de una forma brillante siendo segundo en su grupo por detrás del poderoso Mallorca. El once base de aquella campaña era el formado por Luna; Monzón, Campos, Gallego, de la Cruz; Álvarez, Pérez, Manolín Cuesta; López, Robles y Munárriz. El técnico era el conocido Cayetano Re.

La gesta se concretó el 3 de mayo de 1981 en Ibiza, merced a un empate a uno (gol de Robles). En Copa del Rey, la trayectoria fue menos brillante, toda vez que quedó eliminado el conjunto blanquiverde en primera ronda por el San Fernando, que igualó el 2-1 de la ida y fue más certero desde el punto de penalti.

La 81-82 resultó caótica institucionalmente. Hasta cuatro técnicos se sentaron en el banquillo de El Arcángel (Cayetano Re, Escalante, Pachín -que no llegó a sentarse en el banquillo al padecer una depresión- y Rajkov). Sin embargo, el balance no fue malo toda vez que los blanquiverdes salvaron la categoría cuando aún restaban tres partidos para el final, quedando en un cómodo decimotercer lugar.

El once base de aquella campaña era el formado por Luna; López II, Campos, de la Cruz, Vinuesa; Monzón, Álvarez, Cuesta; López II, Charles y Munárriz.

Para olvidar resultó la siguiente temporada 82-83. El Córdoba fue colista durante casi toda la liga en Segunda y, por eso, acabó sucumbiendo al pozo de la Segunda División B. La división de Plata quedó en el olvido durante dieciséis largos años.

Los entrenadores de esa campaña fueron Rajkov y Uceda. El descenso se consumó luego de un 4-0 en Palencia el 17 de abril de 1983.

El once base era el formado por Luna; Vinuesa, Monzón, Campos, Juan Carlos; Urbano, Varela, López; Marcelo, Charles y Robles.

1983-1999 La travesía en el desierto: entre Tercera y Segunda B

En la 83-84 el Córdoba vive el peor momento de su historia cuando termina decimonoveno en su grupo de Segunda B con ocho victorias y muy descolgado, bajando a Tercera por primera y última vez. Duró poco la pesadilla. En la 84-85 acabó subcampeón de su grupo y en la Promoción de ascenso eliminó al C.D. Mestalla: derrota por 1-0 en Valencia y victoria 2-0 en casa; y en la Final al C.D. Valdepeñas: 4-1 en casa y 0-1 en la ciudad manchega. La ciudad se echó a la calle para festejar ese logro.

Con este ascenso empieza un ciclo de catorce temporadas consecutivas en Segunda División B, convirtiéndose en un clásico en la de Bronce.

En la temporada 90/91 fue tercero en Liga, pero en la liguilla por el ascenso quedó último sumando únicamente dos empates. Fue superado por el Racing de Santander, el Cartagena y el Getafe.

En 1993 se afrontó la construcción de un nuevo estadio, el «Nuevo Arcángel», dotado de pistas de atletismo y capacidad para 15.000 espectadores, el cual fue inaugurado el 7 de noviembre con un partido de Liga contra el Recreativo de Huelva. La larga distancia que separa las gradas del terreno de juego, falta de visibilidad y cierta capacidad, harán que desde 2002 y ante las quejas recibidas por los aficionados, se inicie una gran y radical remodelación para acercar las gradas, además de aumentar la capacidad del recinto en su aforo a 25.100 espectadores.

En la campaña 94-95 el Córdoba termina primero del grupo IV de Segunda B, pero en la Promoción se queda a un punto del Sestao (también jugaron en esa liguilla el Castellón y el C.D. Mensajero).

Un año después (95-96) el Córdoba acaba cuarto, pero la tercera oportunidad también la desperdicia, ahora superado por el Levante.

En la campaña 96/97 se conquistó un nuevo título de Liga de Segunda B, pero en la Liguilla se produjo una nueva decepción al ser superado por el Elche por diferencia de goles en la liguilla por el ascenso. En el Martínez Valero precisamente, la afición blanquiverde protagonizó el mayor desplazamiento de la historia de la categoría (15.000 seguidores cordobesistas se dieron cita en el estadio ilicitano).

El ansiado ascenso a Segunda División A llegó cuando menos parecía posible. Después de una temporada complicada el final de la 98-99 resultó glorioso. Tras ser tercero en su grupo (se clasificó para el play-off después de un choque ante el Plasencia) el Córdoba de Pepe Escalante (el presidente era Manuel Oviedo) superó de una manera épica al Cartagena en la liguilla por el ascenso. Ambos conjuntos llegaron a las dos últimas jornadas jugándose todas las opciones, toda vez que Racing de Ferrol y Cultural Leonesa ya se habían quedado sin opciones. A los departamentales les bastaba sumar un punto, pero el 2-0 de El Arcángel y después el inolvidable 1-2 de Cartagonova (goles de falta de Óscar Ventaja y Ramos) hicieron que Córdoba disfrutara en Las Tendillas el 30 de junio de 1999 con un entusiasmo inédito.

2000-2005 Problemas que condujeron al último descenso

El regreso a la Segunda División A fue vivido con gran entusiasmo por parte de la afición cordobesista, deseosa de ver jugar a su equipo en esta categoría casi veinte años después. El 2 de julio de 2000 se logra la transformación de la entidad en Sociedad Anónima Deportiva y en aquella época se llega a superar la cifra de los 10.000 abonados. Los dos primeros años tras el retorno fueron bastante positivos, logrando en la 99-00 una holgada salvación (12º) y en la 00-01 incluso llegando a ocupar el liderato de la categoría durante varias jornadas -imposible de olvidar aquel choque en el Calderón al que el Córdoba llegó en lo más alto de la clasificación y contó con el apoyo de casi 5.000 personas-. Sin embargo, a pesar de su buen rendimiento, Pepe Escalante fue despedido y durante los siguientes años no encontró el club blanquiverde un técnico que sacara partido de las inversiones realizadas.

En la 2001-2002 Ortuondo, que ascendió al equipo a Segunda B en 1985, fracasó con un proyecto de cantera y su sucesor, Pepe Murcia logró llevar al equipo a cuartos de final de Copa del Rey (fue eliminado por el Figueres 0-2, 0-0). Sin embargo, finalmente ocupó la decimocuarta plaza en Liga.

Un año más tarde la historia dio el primer aviso al Córdoba y tras otra errática campaña el equipo finalmente entrenado por Castro Santos tuvo que evitar el descenso en la última campaña ante el Getafe en el Coliseum empatando a uno (marcó Montenegro). Aún más apurada fue la salvación en la 2003-2004. Un gol de Nico Olivera en Leganés libró al Córdoba de bajar condenando.

La suerte se acabó el 12 de junio de 2005. El 3-4 ante el Valladolid provocó el descenso a Segunda B, a pesar del denodado esfuerzo del grupo capitaneado por los denominados «Héroes Blanquiverdes» -futbolistas que creyeron durante la segunda vuelta en la salvación a pesar de estar el conjunto casi sentenciado- entre los que se encontraban jugadores tan queridos como Pablo Villa, Alessandro Pierini o Cristian Álvarez.

2005-2011 del ascenso de Huesca al Play off para subir a Primera ante el Valladolid

En 2005 el Córdoba se encuentra de nuevo en el pozo de Segunda B. A pesar de grandes fichajes (entre los que destaca el del internacional absoluto y ex milanista Javi Moreno) el conjunto blanquiverde -entrenado primero por Quique Hernández y luego por Pepe Escalante- termina sexto en Liga y no accede a disputar la Promoción, objetivo que sí alcanza en la siguiente campaña 06-07, en la que es cuarto también bajo la batuta de Pepe Escalante.

En la fase de ascenso tiene como primer rival al gran favorito, el Pontevedra. Sin embargo, en un Arcángel abarrotado y en un partido intensísimo, consigue mantener un 0-0 que le será útil en la vuelta. En Pasarón, dos goles de Asen permiten un épico 2-2 que resultó suficiente para pasar a la ronda final. El gran trato dispensado por la afición pontevedresa a los casi mil desplazados desde Córdoba jamás será olvidado. En la eliminatoria final el enemigo era el Huesca, pero el 2-0 de la Huesca ante 20.000 personas en El Arcángel (goles de Pierini y Guzmán) dejó muy decantada una eliminatoria que se cerró el 24 de junio de 2007 en El Alcoraz. Dani marcó de penalti el 1-1 que volvió a llevar la euforia a la ciudad. Una vez más, el presidente que condujo la nave al éxito fue Rafael Campanero.

En el año del retorno a Segunda el Córdoba fue dirigido por Paco Jémez y a sus órdenes el equipo desarrolló un juego muy vistoso que no se vio recompensado por la suerte (especialmente en los minutos finales de los partidos). José González sustituyó al técnico cordobés y logró salvar al equipo en un final de temporada de infarto. El Córdoba terminó su partido en San Sebastián ante la Real 1-1 y dependía de que el Cádiz no marcara en Alicante ante el Hércules para salvarse. Los amarillos dispusieron entonces de un penalti en el tiempo de descuento que, sin embargo, Abraham Paz envío al palo.

La 2008-2009 resultó algo más tranquila, quedando el equipo en la decimotercera plaza (fue entrenado aquel Córdoba por José González primero y Luna Eslava después). En 2009 llegó a la presidencia del club José Miguel Salinas y de su mano lo hizo Lucas Alcaraz. En la 2009-2010 el técnico granadino consiguió salvar al equipo, logrando la mejor clasificación desde 1976 (décimo). En la 2010-2011, la temporada del adiós de Alcaraz, el Córdoba terminó 16º.

 

2011- 2019: La vuelta a Primera y la salvación histórica

En mayo de 2011 comenzó a presidir la entidad el empresario Carlos González quien, desde su llegada, se encontró con una difícil situación deportiva y económica, agravada esta última por la entrada de la SAD en concurso de acreedores.

Pese a ello, se superaron con éxito todas estas dificultades consiguiendo salir del concurso en tan solo 1 año y siendo el único club que ha pagado el 100% del crédito ordinario.

En el plano deportivo, confió de inicio su proyecto deportivo a Paco Jémez como entrenador y a Juan Luna Eslava como Secretario Técnico.

La 2011-2012 resultó todo un éxito. Practicando un fútbol muy vistoso y con un elenco de jugadores que atravesaban un gran momento (Alberto García, Borja García, López Silva, Charles…), el conjunto blanquiverde consiguió un meritorio sexto puesto tras un empate a cero en Vigo que le permitió disputar los play-off de ascenso a Primera.

La eliminatoria ante el Real Valladolid se saldó con un 0-0 en la ida en El Arcángel y un 3-0 en contra en el José Zorrilla, que no empañó ni un ápice el brillante recuerdo de la mejor campaña de las últimas décadas para esta entidad, recuerdo que dio paso a una etapa en la que los éxitos deportivos se fueron sucediendo temporada tras temporada.

En esta época reciente, especialmente notable ha sido el papel desempeñado por el equipo en Copa del Rey, consiguiendo en la temporada 2011-2012 la clasificación a octavos. En dicha eliminatoria, el equipo se midió al RCD Espanyol, con los resultados de 2-1 en la ida y de 4-2 en la vuelta.

En la temporada 2012-2013, merced al pase a cuartos de final, el rival fue el FC Barcelona, ganando éste 0-2 en el partido de ida en El Arcángel y 5-0 en la vuelta en el Camp Nou.
En este mismo año se renovó la imagen corporativa del Club, actualizando el escudo tras 20 años en los que no había evolucionado.

En la temporada 2013-2014, con Albert Ferrer en el banquillo, se consigue el ascenso a Primera División tras superar en la última fase del Play-off a la UD Las Palmas, al empatar 0-0 en El Arcángel y 1-1 en el Estadio Gran Canaria.

En esta misma temporada se consigue, igualmente, el ascenso del Córdoba CF B a Segunda División B, categoría en la que había estado militando el primer equipo tan solo 7 años antes. Durante el parón estival, se acometieron importantes reformas en El Arcángel renovando toda la Zona Vip, el Palco de Autoridades y construyendo 14 Palcos Vip destinados a patrocinadores y empresas.

Tras una temporada en Primera División, y en la que se sucedieron en el banquillo tres entrenadores (Albert Ferrer, Miroslav Djukic y José Antonio Romero), el equipo no consiguió mantenerse, regresando a la categoría de plata del fútbol español.

Los éxitos no tardaron en volver. En la temporada 2015-2016, con José Luis Oltra como entrenador, se consigue la clasificación al Play-Off de ascenso midiéndose ante al Girona, con resultado de 2-1 en casa y 3-1 a la vuelta

Pero apenas un par de temporadas después, y tras cederle Carlos González la presidencia a su hijo Alejandro González Muñoz, el Córdoba se asomó al descenso de Segunda División. Así, en enero de 2018 y con el equipo a 14 puntos de la salvación, González vedió el club al empresario montoreño Jesús León, quien llegaba de la mano de Luis Oliver. Contra todo pronóstico, el equipo remontó y salvó la categoría.

 

Bibliografía: «Historia del Córdoba CF», de Ignacio Cid; «Córdoba CF: 50 años en blanquiverde», de Diario Córdoba e información de las páginas web futbolteca.com y la oficial de la Peña Cordobamanía (www.cordobamania.net)

Datos de la página web: www.laligaennumeros.es