Queridos amigos, queridas amigas:
Hace un año, día arriba día abajo, celebrábamos este almuerzo en circunstancias diferentes a las actuales. No voy a entrar en detalles de esas disparidades porque el tiempo transcurrido es breve y la memoria reciente.
La realidad del hoy nada tiene que ver con la que nos acompañó ayer y seguro que será diferente a la de mañana. Cada momento es lo que nosotros mismos gestamos. Nuestras capacidades nos colocan donde, por derecho, debemos estar y nuestro trabajo nos lleva hasta el puerto que merecemos.
Somos exigentes con nosotros mismos y nos sentimos balanceados por el ánimo en virtud de qué logramos en un momento puntual. Quizá pecamos de miradas cortoplacistas y no alcanzamos a valorar lo importante de un detalle.
Y en esos detalles, pequeños o incluso diminutos, radica la grandeza de este Club. Porque el Córdoba Club de Fútbol es un Club grande, hecho a esa dimensión por el trabajo de un equipo de profesionales del que me siento especialmente orgulloso.
Dijo el escritor y actor norteamericano Tom Wilson que «muchos de nosotros somos más capaces que algunos de nosotros, pero ninguno de nosotros somos tan capaces como todos nosotros».
Todos los ámbitos profesionales del Club hacen un trabajo excelente y, gracias a la unión de esos esfuerzos, logramos ser lo que somos en este momento.
Los éxitos deportivos marcan el devenir de una entidad de estas características, pero lograrlos no es cosecha de estos o aquellos, es la culminación del trabajo colectivo. Y ahí radica gran parte de la gloria que se alcanza. Ese es uno de los factores más significativos de esta entidad: el enorme valor del grupo.
En los últimos años, hemos llegado a metas relevantes, con equipos de cantera y con nuestra primera plantilla. Como Club, hemos crecido, situando el nombre de Córdoba en parámetros no vistos en décadas en el ámbito futbolístico. Hemos consolidado nuestra voluntad de crecer haciendo partícipes a la afición y a la ciudad, que ahora no considera tabú la palabra ascenso, más bien lo contrario.
Estructuralmente, el Córdoba Club de Fútbol es bien distinto. Mejor, sin duda, que hace apenas unos años. La evolución es evidente por lo que se ve y por lo que no se aprecia a simple vista. Cada día nos planteamos crecer, avanzar, evolucionar, modernizar las estructuras para llegar más lejos, más alto, ser más fuertes.
En este empeño estamos desde el inicio, proponiendo y exigiendo del mismo modo que nos proponen o nos exigen. Aceptamos esa regla de juego porque entendemos que es vital para nuestra idea de ir más allá. Lo hacemos sabedores de que las reglas se cumplen de principio a fin, sin cambios unilaterales a mitad de partido. Hacerlo genera desconfianza y desánimo, frustrando proyectos que surgen con la voluntad de aportar un grano de arena en el desarrollo de la ciudad en la que vivimos.
El Córdoba Club de Fútbol es un sentimiento y queremos que siga creciendo en todos los ámbitos. Deseamos que nuestros equipos logren éxitos, nuestros deportistas se formen de la mejor manera, con los mejores técnicos, en las mejores instalaciones. Hemos evolucionado en buena parte de esas autoexigencias y vamos a continuar porque estamos convencidos de que ese es el camino, un camino en el que no nos gustaría encontrar obstáculos ni trampas malintencionadas.
¡Cómo nos agradaría que en ese itinerario hubiese una mayor implicación de Córdoba!
La ciudad y la provincia deben acercarse al Club como el Club se acerca a ellas. Es una sinergia necesaria. Somos un referente nacional en asistencia de aficionados y en volumen de abonados. El Arcángel es un recinto que envidian otras ciudades por el color y el calor que sus aficionados dan a cada partido. Nuestra afición es ENORME, pero debemos ir a más. Contar con una mayor implicación de empresas e instituciones para, de la mano, hacer que Córdoba suene más y mejor.
El fútbol es un transmisor de sensaciones, pero también un vehículo de promoción como pocos otros. Seamos todos conscientes de ello.
Gracias por vuestra compañía y Felices Fiestas.
